TRANSPORTANDO EMOCIONES

Podemos ir directamente a reconocer de más cerca lo que es un estado de estrés  mientras conducimos y relacionarlo con la ansiedad o angustia.

Antes que nada, conducir un vehículo tranquilamente me indica generalmente que todo mi cuerpo está en armonía para ejecutar esta función de conducir que se ha vuelto tan común. Por lo tanto, estar en armonía quiere decir que estoy al tanto de lo que está sucediendo y mi reacción a los hechos del momento podrá ser adecuada en forma continua. En otras palabras, estoy alerta, con mis 5 sentidos despiertos y coordinados.

Sin embargo, la tranquilidad y armonía en la que me sitúo, puede ser de pronto puesta a prueba ante algún evento súbito que me demande una reacción inmediata.

Toda reacción durante el manejo, deriva de una decisión. Dicha decisión puede ser equivocada si es tomada en función de un estado alterado, que procede del llamado estado de estrés, que es una reacción en principio natural ante una amenaza a la tranquilidad.

El estrés lo puedo percibir en alguna parte del cuerpo, dependiendo claro del nivel de dicho estrés. Lo siguiente es tan solo de lo más común que ocurre si entramos en ese estado:

Piel: Palidece, se eriza el pelo o vello.

Aparato vascular: Se contrae para aumentar la circulación sanguínea. Lo percibo por el aumento de los latidos del corazón.

Aparato respiratorio: Puede aumentar la frecuencia respiratoria.

Aparato digestivo: Puedo sentir que se aprieta el estómago en el momento. Más adelante este nivel de estrés podría ser parte de las causas de alguno de los malestares tan conocidos como gastritis, colitis, estreñimiento, etc.

Aparato uro-genital: Trastornos posteriores ligeros, si retornamos a la calma.

Sistema endocrino: El más común es la elevación del cortisol o el azúcar, siendo por supuesto bastantes complejos los mecanismos.

Sistema inmunológico: Disminución de defensas, si el estrés se manifiesta en forma continúa.

Bajar el nivel de estrés significa bajar el nivel de ansiedad y esto es de importancia básica frente a las situaciones que vivimos cuando conducimos un vehículo.

Es en estos momentos en que nos podemos percatar que respirar profundamente es algo que está a nuestro alcance inmediato para mantenernos en estado de alerta en vez de estado de estrés.

Respiremos pues, jalando aire a plenitud y soltándolo completamente, en forma repetida. Los beneficios son inmediatos. Esta práctica durante el manejo la podemos llevar a cualquier situación de la vida y estar en condiciones de manejar el estrés y el vehículo de manera correcta.

Psic. Antonio Magaña G.