TRANSPORTANDO EMOCIONES

Cuando nos subimos a nuestro vehículo, cualquiera que sea,  claro que traemos los problemas cotidianos de nuestra vida de la mano del estrés y ojala pudiéramos dejar nuestras emociones en casa para salir  a conducir,  a trabajar y a todas las actividades pendientes. Tendría que cuestionarme que es lo que pasa conmigo? Cómo puedo manejar las emociones que tengo, y que muchas veces me rebasan?  Cómo puedo mantenerme protegido?  Cómo siento mi cuerpo? Puedo reconocer la rabia, la frustración, la tristeza, la impotencia, la soledad, la necesidad que tengo en éste momento?

La mayoría de las veces no sé lo que me pasa, más una manera sencilla y eficaz  es tomar conciencia en mi respiración, sentir como entra y sale el aire por mi nariz, como se llenan mis pulmones, cuanto inhalo y cuanto exhalo, después sentir mi cuerpo, cuanta tensión y relajación hay y en qué zonas.  Una vez hecho esto estoy más consiente del aquí y el ahora; esto me permite responsabilizarme de mis emociones y evitar transferirlas, brindándome un mayor grado de empatía para  poder conducir con más respeto y sin esperar que los otros satisfagan mis necesidades. Esto quiere decir que puedo evitar accidentes ya que irremediablemente soy más  comprensivo de los problemas y del estrés que tienen también los demás.

Desde este lugar no espero que los otros cumplan las reglas y soy más precavido para evitar poner en riesgo mi bienestar, que es lo que se llama manejo a la defensiva, sin tener que sentirme atacado por el tráfico y el estrés citadino.

Psic. Sofia M. Rodriguez R.