TRANSPORTANDO EMOCIONES

Los accidentes automovilísticos están a la orden del día, sobre todo los de daños menores. A todos nos han dicho que lo primero que hay que hacer es llamar al seguro y, aunque es verdad que ellos pueden hacerse cargo de las soluciones prácticas, normalmente olvidamos que hay personas involucradas, no nada más metales!

Casi nunca nos cuestionamos que estaba sucediéndome de manera interna el día que tuve el accidente, no solemos relacionar el estrés del trabajo, la preocupación financiera, los pleitos con personas que amamos, etc. con el hecho de que tuve que “pararme en seco”.  Tanto nuestras relaciones interpersonales como las del medio que nos rodea tienen un impacto en nuestro estado psíquico y pocas veces nos detenemos a preguntarnos ¿Qué  necesidad tengo, que quiero decir, hacer, expresar o callar? El resultado de esta pobre comunicación interna es que  generamos en el cuerpo reacciones o estados mentales nublados que nos distraen del presente y pueden llegar a ocasionar distracciones a la hora de manejar.

Qué  tal si en vez de ver quién es el culpable del accidente, quien pagara el deducible o como me libro de esta me pregunto ¿Qué  he estado viviendo estos días? ¿Qué necesito? ¿Qué necesita mi cuerpo? A lo mejor de esta manera podremos pasar ese momento incomodo de una manera más constructiva y  hasta mirarlo como aprendizaje.

Lic. Psic. Aura J. Ruiz M.