TRANSPORTANDO EMOCIONES
Cuando manejamos un vehículo automotor, lo hacemos generalmente de manera automatizada, tenemos más bien en mente lo que llevamos, a quien llevamos y a donde vamos.
Esta situación que es del todo cotidiana y generalizada entre nosotros tiene algunas implicaciones importantes que ya no consideramos a nivel consciente y que bien vale la pena recordar.
Todos estamos de acuerdo que dentro del esquema de seguridad es necesario efectuar revisiones periódicas y sistemáticas al vehículo, esto es, mantenimiento preventivo. Nosotros también hacemos el mantenimiento preventivo a nuestro cuerpo. Checamos niveles y rellenamos si es necesario.
Así como ajustamos la presión de las llantas del vehículo, para evitar que se dañe la rueda o suspensión en caso de que alguna llanta esté baja de presión, o bien, de que “truene” la llanta por exceso de la misma, también nuestro sistema nervioso requiere de ser “ajustado” para evitar daños a nosotros mismos, nuestros pasajeros abordo o al entorno.
El primer ajuste al sistema nervioso que podríamos considerar es el relacionado con la determinación de estar “aquí y ahora”. Es decir en el lugar y en el presente.
Es por ello que dentro de los reglamentos de tránsito está prohibido utilizar el celular durante la conducción del vehículo. El llamar por teléfono rompe de súbito con la condición de atender el manejo en el presente, debido a que durante una llamada telefónica mentalmente comienza un proceso dinámico de formación de imágenes ajenas a la práctica del manejo. La formación de imágenes estará en relación a la persona con la cual conversamos y el grado de abstracción dependerá de la intensidad emocionaly el esfuerzo racional implicado.
La intensidad emocional y el esfuerzo racional implicado en cada momento depende de nuestra propia disciplina para realizar esas abstracciones emotivo-emocionales, La disciplina no es otra cosa, que la posibilidad de percatarse de variaciones emocionales mientras conducimos un vehículo, pero sin salirnos de ese “aquí y ahora”, que no es otra cosa que vivir en el presente.
Esto nos permite filtrar la variedad de pensamientos y emociones, frente a la realidad que estamos viviendo, siendo capaces de responder adecuadamente frente a las variadas circunstancias que nos impone el conducir un vehículo.
La cuestión es de qué manera puedo identificar si estoy en el presente o soy víctima de un estado fuera de él. El estar fuera del presente está asociado a síntomas tales como cansancio, angustia, enojo, tristeza intensa, dolor, etc.
Entonces, esto viene siendo como el verificar niveles, en este caso, emocionales ó físicos. Una vez que estamos conscientes de ello, siempre tenemos la opción de reajustar eso niveles y para mantener una conducción segura, es necesario ejecutar el reajuste emocional de inmediato.
La recomendación milenaria de “respira profundo” ó el “jala aire” es lo que nos permite reajustar el nivel emocional para retornar al manejo seguro de uno mismo y del vehículo. Entones el inhalar lento y profundo y exhalar lenta y completamente varias veces es la vieja clave, pero vigente para retornar al equilibrio emocional. Viajemos seguros por la vida, respirando profundamente.
Psic. Antonio Magaña G.
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