TRANSPORTANDO EMOCIONES
Si consideramos el documento anterior, podríamos ahora hablar de los tipos de personalidad cuando se encuentran en el tráfico o dentro de su automóvil.
¿Cómo conducimos?
Hay diferentes maneras de hacerlo dependiendo de cada persona, más se podrían dividir en cinco tipos, o cinco maneras de interactuar con el medio cuando nos dirigimos a alguna parte ya sea bajo estrés o tranquilamente.
La primera: El que cumple con las reglas de tránsito, principalmente para no tener conflicto con otros conductores ni con la ley, lo hace atento sólo a lo suyo, tiende a no estar presente, sólo ejecuta, no mira por donde pasa o quien se atraviesa, sólo va directo a su destino buscando llegar seguro. Para fluir con el entorno y estar presente en el viaje respirar conscientemente le ayuda a quedarse en el aquí y en el ahora y conectarse con el exterior no sólo con la razón, si no con el corazón.
La segunda: tiende a ser distraído, va por el tráfico a su ritmo, más necesita que los otros se acomoden a sus necesidades, quisiera siempre poder estacionarse enfrente de donde va, que los otros conductores le den el paso, llegar sin ningún contratiempo, no son agresivos, por lo tanto, los errores que cometen suceden porque en la mayoría de los casos no se dan cuenta, busca llegar a su destino satisfactoriamente. Para interactuar mirando a los otros tiene que hacer conciencia de que todos necesitan llegar como él y adaptarse al tráfico desde su don de servicio amoroso.
La tercera: Conduce con la necesidad de que el tráfico fluya conforme a su prisa o serenidad, si van despacio les molesta que el que viene atrás lo presione para que le ceda el paso o sea más veloz, cuando algo que lo detiene, especialmente si lleva prisa, explota con facilidad y entonces puede romper las normas de tránsito, busca siempre llegar a su destino bien a pesar de todos los obstáculos. Para lograr que el viaje sea fluido desde su parte cooperativa y confiable, es importante que mire al otro no como constante agresor, si no como otra persona con necesidades diferentes a él.
La cuarta: conduce sólo para llegar de manera efectiva a su destino, suele hacerlo sólo bajo sus necesidades, sin mirar las de los demás, si tiene prisa, puede irse metiendo entre los carros para llegar primero, acelera si parpadea el semáforo y alcanzar a pasar, puede llegar a cometer infracciones justificando que “está vacía la ciudad”, “puedo pasar perfectamente por que no pasa el otro”, etc. Puede llegar a decir que nadie sabe manejar como él y que los conductores son ineficientes, llega a su destino sintiendo que lo hizo mejor o más rápido que los demás. Para disfrutar el viaje sin ansiedad desde su espíritu generoso y contenedor, es recomendable que mire alrededor y pueda captar que todos son personas que también necesitan llegar a algún lado y respirar conscientemente para quedarse en la situación aunque no sea como la necesita en ese momento.
La quinta: el que busca que todo salga bien, o mejor dicho, perfecto en su camino, es respetuoso de las reglas, no se pasa un alto ni rebasa por la derecha procura nunca exceder el límite de velocidad, porque así debe ser, por lo regular no se maneja fuera de tiempos por lo tanto no maneja mucho estrés cuando conduce y espera que los otros lo hagan de la misma manera, cuando mira que esto no sucede, le gustaría poder hacer lo que ve en los otros, por lo tanto busca llegar a su destino seguro y a tiempo, lo que regularmente logra. Para que su camino sea agradable y pueda disfrutarlo puede hacer uso de la parte amorosa, espontánea y juguetona que le habita y lograr una aventura en lugar de una necesidad bien cubierta.
¿Te identificas con alguno?
Psic. Sofia M. Rodriguez R.
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