El Dakar es un universo de aventura y de rendimiento extremo, animado desde sus orígenes por la voluntad de establecer vínculos con los pueblos que lo reciben. El carácter solidario de la prueba tiene su origen en África, donde comenzó su acción humanitaria; y pasó a una nueva dimensión en América del Sur, donde descubrió retos diferentes.

Importantes mejoras relativas a la protección del patrimonio medioambiental y cultural se han implementado y adaptado cada año en función de los terrenos y países visitados. Para la edición 2019, el Dakar ha renovado su compromiso, trabajando en estrecha colaboración con las autoridades peruanas.

Desde las primeras fases de preparación del Dakar, los equipos de organización ponen especial atención en evitar zonas naturales sensibles a la hora de trazar el recorrido. En Perú, este trabajo ha sido llevado a cabo en colaboración con el Ministerio del Comercio Exterior y Turismo, el Ministerio del Ambiente y su sección de la SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas), el Ministerio de la Cultura y el de Educación. Zonas de exclusión en las cuales queda terminantemente prohibido circular.

La solidaridad, en el ADN del Dakar

El concepto de ayuda mutua y trabajo en equipo se aplica tanto a la competición como a las relaciones personales entre los pilotos del Dakar. Fuera de la pista, ese mismo espíritu solidario se aplica a la organización, que está implicada en numerosos proyectos con vocación social.

El Dakar colabora desde hace más de 10 años con la organización TECHO, que tiene presencia en 19 países de América Latina, donde realiza construcciones de viviendas de emergencia. Este Dakar se asocia además con la Asociación Peruana de Donantes de Sangre (presente con un bus informativo en la Feria Dakar), y que organizará cada día visitas guiadas del vivac con niños procedentes de familias desfavorecidas (1.500 niños en total).

Información: Dakar 2019