TRANSPORTANDO EMOCIONES

 A todos nos ha tocado alguna vez responder o hacer la pregunta, ¿tu cómo describirías tu personalidad? La mayoría de nosotros comenzamos a dar adjetivos calificativos que según nosotros poseemos. Decimos soy inteligente, o simpático o a veces soy enojón o poco tolerante…

Decimos que tenemos una manera de responder al medio ambiente y también de mirar al mundo, nuestra personalidad expresa nuestras creencias, como fuimos educados y como nos relacionamos.

En la literatura psicológica existen muchas teorías de la personalidad, algunas son muy simples y solamente dividen en maneras de ser como introvertidos o extrovertidos; algunas otras toman en cuenta con cual de nuestros sentidos percibimos o aprendemos y entonces podemos ser visuales, auditivos o kinestesicos. Existen también las teorías que hablan de que concebimos al mundo desde cómo fue nuestra historia en la infancia. Y, aunque todas pueden ayudarnos a describirnos lo importante de conocerlas es que podemos tener la capacidad de reconocernos y conocer partes de nosotros que pueden ser excelentes herramientas y otras que necesitamos desarrollar.

¿Cómo puedo saber mi personalidad? De muchas maneras, pero y que tal si te observas un día cualquiera conduciendo, ¿podrá eso darte una pauta para reconocer que partes de tu personalidad pueden necesitar una segunda mirada?

¿Puedes hacer una imagen mental de cómo te trasladas de un lado a otro? A lo mejor te parece que el mundo automovilístico es peligroso y tienes que andar con suma precaución respetando todos los señalamientos (pues son para nuestra seguridad), o tal vez te puedas cachar exigiendo a los demás que las respeten mientras tu aprovechas la distracción para ganar ventaja, quizá a la hora de ponerte al volante te da la sensación de que necesitas ganarte un espacio entre los autos y los miras con recelo, puede caber la posibilidad también de que admitas que el tráfico te estresa, que la gente de ha dicho atrabancado o que siempre tienes una salida alterna al embotellamiento o incluso te reconoces en el deber ser de cumplir las normas aunque a veces te gustaría pasarte un alto y dar una vuelta prohibida…

Estas y muchas otras maneras de conducir hablan mucho de cómo nos relacionamos tanto con nosotros mismos como con el mundo exterior y, aunque todas tienen sus ventajas y desventajas cualquiera de ellas necesita un punto medio de equilibrio entre la manera de estar en el auto y responsabilizarnos de como tratamos a nuestros vecinos conductores, quienes finalmente, y gracias al cúmulo de experiencias que poseen, también andan por la vida con su propia personalidad. Si podemos reconocer que en este mar de transportes todo tenemos un fin común que es llegar a nuestro destino a salvo sabremos como reconocer, respetar y entender al otro.

Mírate, concientízate y has la prueba de hacerlo diferente. Y recuerda, la mejor manera de comenzar una conexión con la conciencia  es tomando una respiración profunda.

Lic. Psic. Aura J. Ruiz M.